El impacto de la crisis económica en el sector del packaging está condicionando y mucho el desarrollo de nuestro sector, obligando a las empresas a reformular sus planteamientos productivos para tratar de afianzar su posicionamiento frente a una situación de reducción de la demanda, presión de los costes y exigencia cada vez mas alta por parte de los clientes.
La necesidad de atender esta nueva situación pasa por la obligación de una mejora sustancial de la productividad y un control exhaustivo de los costes, pero a menudo esto no es suficiente.
En el ámbito del embalaje flexible hace ya tiempo que los impresores convertidores están teniendo muy serias dificultades para acceder a los pedidos importantes que solicitan las grandes marcas, muy interesadas en trabajar de manera global con sus proveedores de packaging, con lo que finalmente son únicamente los pedidos pequeños los que estas firmas derivan a la industria mediana.
Los hábitos cambiantes del consumidor hacen que la competencia en el punto de venta sea intensa y lleva al propietario de marca a sondear constantemente nuevas alternativas que le permitan afianzar su posicionamiento frente a los competidores. Esto acaba generando una situación en la que los pequeños convertidores ven comprometidos sus márgenes frente a los grandes debido principalmente a una menor capacidad de respuesta ante estas nuevas exigencias.
La fidelización con el cliente es un aspecto fundamental en la supervivencia de la empresa ante esta coyuntura y esto impone una disciplina que no todos están en disposición de cumplir, aunque existe el convencimiento de que no hay otra alternativa.
Por otra parte, disponer de un equipo comercial adecuado, departamento de preimpresión, maquinaria con tecnología avanzada y una formación constante del personal son condiciones necesarias pero muy difíciles de implementar en esta coyuntura, dado que las inversiones necesarias para poder mantener un adecuado nivel competitivo en un contexto económico como el actual son altas y complicadas debido a las dificultades en el acceso al crédito.
Pero no todo son malas sensaciones, la industria española es dinámica y está acostumbrada a tener que luchar siempre en condiciones difíciles. La crisis está representando también una oportunidad para mejorar y replantear las cosas. De hecho, este paso por los infiernos podría suponer el renacimiento de un tejido industrial mas fuerte, preparado y eficiente.
Parte de esas buenas sensaciones vienen dadas por una tendencia a la internacionalización, que parece estar representando la gran alternativa frente a la crisis actual. El sector español del packaging en general y del embalaje flexible en particular, parecen comenzar a mejorar su capacidad exportadora a través de una mejor administración de la estructura de costos de la empresa, de los sistemas de distribución y de la consecución de mejores márgenes.
¿Estamos ante el resurgir de la industria?, desde mi punto de vista es pronto para saberlo, pero yo quiero ser optimista. Desde mi incorporación a Kodak como Account Manager para Iberia de las tecnologías flexográficas de la compañía he tenido la oportunidad de visitar muchas empresas y de compartir sensaciones con muchos profesionales del sector. Tengo que reconocer que mi percepción pesonal es que indudablemente existe fortaleza y determinación para encaminarnos a una nueva etapa mas eficiente, dinámica y competitiva.
Miguel Á. Beltrán
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