Podríamos
decir que un sistema de impresión como la flexografía, cuyos procedimientos
requieren de complejas instalaciones y de una alta especialización, no lo
debería tener fácil para disfrutar de un crecimiento sostenido en un mercado en
el que la impresión parece caminar hacia la simplicidad de lo digital. No
obstante existen razones poderosas por las que la flexografía tiene un futuro
prometedor y un gran camino por recorrer.
En
la actualidad, su presencia en la industria del packaging podría
considerarse como indiscutible en buena parte de aplicaciones, como las de
envase y embalaje, impresión de seguridad, farmacia, etiquetas o electrónica
impresa. A esto debemos añadir que con la aparición de nuevos mercados, la
demanda de packaging está viviendo un periodo de crecimiento interesante; de hecho,
en esta coyuntura se espera que la flexografía mantenga un crecimiento mundial
por encima del 5% en los próximos años, descontados los efectos de la crisis
global. Por supuesto, es en esos países donde existen las grandes oportunidades
para el flexo y donde hay más posibilidad de crecimiento; no solo por
sus innegables ventajas competitivas, también por el hecho de tener una mejor
adaptación ante los nuevos requerimientos del propietario de marca que el
huecograbado, claro dominador del terreno hasta hace pocos años, sobre todo en
los países asiáticos.
Ciertamente,
en los mercados tradicionales de los países asiáticos y en general, la
flexografía no ha tenido una relevancia de uso extraordinaria en comparación a
otras zonas y el número de empresas con maquinaria de impresión flexo no ha
sido destacable hasta hace pocos años. El huecograbado ha sido normalmente el
método preferido por diversas razones, entre las que siempre ha destacado la
imagen de calidad limitada que se ha tenido durante mucho tiempo sobre la
flexografía.
Pero
las cosas han cambiado y mucho; ahora que la cuestión de obtener una
alta calidad no es un problema para la flexo y que las demandas de
packaging se han incrementado notablemente, disparando la necesidad de utilizar
sistemas de impresión más rentables y adaptables a las necesidades del mercado, estamos
ante un escenario propicio para que la flexografía vaya fortaleciendo aún
más su presencia sobre todo en estos países emergentes, donde hay una
población con un potencial de consumo muy destacable y cada vez más
decidida a comprar productos envasados.
A
su vez, esta situación está cambiando algunos modos de comercializar el
packaging. Por poner un ejemplo, los grandes compradores de envase y embalaje
impreso tienden a globalizar sus pedidos, de tal forma que estos no siempre
están fabricados en el país donde se produce y envasa el producto. El
propietario de marca negocia estas fabricaciones con empresas de distintas
zonas para buscar una mayor rentabilidad o adaptación logística a sus campañas
promocionales.
Pero
esto no significa que con ello se esté cediendo en el nivel de exigencia de
calidad, más bien todo lo contrario; la primera exigencia del
comprador de impresión es el garantizar el cumplimiento de sus estándares e
imagen de marca, sea cual sea el lugar donde ese envase y embalaje ha sido
fabricado, y esto supone un gran desafío para las empresas flexográficas, que
tendrán que adaptarse a las circunstancias y ser capaces de cumplir con unos
requerimientos cada vez más altos y complejos si quieren acceder a estas demandas;
unos niveles que han estado, hasta ahora, muy lejos de poder ser garantizados
de una manera constante y sobre todo rentable por parte de los impresores
convertidores basados en la flexografía, situación que me atrevo a dar por
superada en la actualidad gracias a las nuevas innovaciones tecnológicas
existentes en el mercado.
No
obstante, el dar por superados tecnológicamente los principales y tradicionales
obstáculos para este sistema de impresión frente al huecograbado, como la
predecibilidad y la consistencia de la calidad impresa, no significa que vaya a
ser fácil para el impresor. Si hablamos de la "funcionalidad gráfica"
de un envase o embalaje flexible, esta se orienta a generar un impacto visual
atractivo que permita captar la atención del cliente en el punto de venta,
informarlo sobre el contenido del envase y crearle, en conjunto, una imagen
positiva de marca. En este sentido la flexografía, al igual que otros sistemas
de impresión, debe cumplir con esos requerimientos de funcionalidad. Pero
además del obtener un resultado que cumpla con los requisitos establecidos por
el cliente, deberá asumir las implicaciones que estas condicionantes tendrán
sobre otros objetivos vitales, principalmente los relacionados con sus
objetivos de rentabilidad.
Con
todo ello, esa predecibilidad y consistencia, tradicionalmente tan difíciles de
garantizar en flexografía y a las que me refería anteriormente, son y seguirán
siendo factores determinantes para tener éxito en este escenario, ya que sin poder
predecir un resultado en impresión no se podrá ser consistente en la calidad
obtenida y obviamente será imposible ser rentable en el proceso. Esta realidad debería
llevar necesariamente al impresor a una mayor especialización y a la
implementación de mucha más metodología, aspectos que ayudarán a hacerlo más
competitivo y que sin duda le permitirá beneficiarse de este brillante
horizonte que disfruta la impresión flexográfica.
Miguel Ángel Beltrán
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